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Cuando hablamos de catálogos solemos pensar en los catálogos comerciales o de productos. Aquellos que encontramos en tiendas, supermercados o que llegan a nuestro hogar por correo con la intención de informarnos de los productos y servicios de una empresa. También podemos pensar en los catálogos que utilizan los vendedores para conocer el stock de productos que tienen sus proveedores. Estos son dos ejemplos de catálogos, aunque no son los únicos que existen.
Un catálogo suele consistir en un objeto impreso en formato revista en el que se reúne un inventario de productos o servicios de una empresa.
Existen muchos tipos de catálogos, cada uno de ellos dirigido a un público concreto. Podemos encontrar por ejemplo catálogos para profesionales: mayoristas o minoristas que tienen precios más económicos que si se dirigen al público general. Catálogos para influenciar la compra del público general o catálogos para ayudar a un comercial a vender un producto.
Los catálogos si se dirigen al cliente utilizan estrategias de comunicación para vender los productos e influenciar en la decisión de compra. La mayoría de catálogos presentan imágenes atractivas, ofertas o regalos, y a menudo apelan a la emotividad. Dependiendo de los productos que se venden, las empresas utilizan un tono u otro en sus catálogos.
A continuación vamos a ver algunos ejemplos de catálogos de distintos productos para ver cómo intentan seducir a sus compradores:
Si estamos buscando inspiración para crear nuestro catálogo de productos y servicios, vamos a tener que prestar atención a los catálogos que hace la competencia de nuestro sector.
Cada sector dependiendo del producto o servicio que ofrece suele decidirse por un tipo de imágenes y un tipo de mensaje. Los catálogos cada vez más buscan ser relevantes para sus clientes y no solo ofrecer listados de productos. Quieren diferenciarse y aportar información de utilidad. Algunos catálogos cuentan historias mientras que otros son solo visualmente muy atractivos. Pero casi todos los ejemplos de catálogos que llaman la atención ofrecen algo más que un listado de productos o servicios.
Si miramos ejemplos de catálogos de productos vemos que hay empresas que prefieren mostrar las imágenes del producto fuera de contexto y otras que se deciden por mostrarlos en su cotidianidad y uso. Suelen tener más éxito los catálogos que muestran el producto en uso, tanto si son catálogos de decoración, como si son catálogos de juguetes o de ropa.
Si miramos por ejemplo un catálogo de moda, vemos que las modelos llevan puesta la ropa y los accesorios. Esto hace que veamos como queda y sintamos que podríamos ser nosotros quienes la llevan puesta. Las imágenes cotidianas o muy divertidas hacen que simpaticemos con los modelos y que queramos también esa ropa.
Cuando vemos ejemplos de catálogos de juguetes siempre vemos que aparecen niños jugando con los juguetes. Esto es no solo para que sepamos las medidas reales del juguete proporcionalmente, sino también porque llama la atención de los pequeños. Para una marca o tienda de juguetes funciona mejor que haya un niño en el catálogo jugando que colocar solo la imagen de un muñeco.
Los catálogos de maquillaje suelen mostrar además de listados de productos, fotografías de estudio del maquillaje aplicado a una modelo. Y es que si vemos que el maquillaje queda bonito en una persona podemos apreciar el color y el acabado de este, y es más fácil que decidamos comprarlo. En un catálogo de maquillaje también suele haber información sobre el producto, los valores de la marca y su composición.
En los siguientes ejemplos de catálogos de maquillaje vemos además de como queda el maquillaje en una modelo, la variedad de colores de los productos.
Otro ejemplo de catálogo es el de productos alimenticios. En estos suelen presentarse fotografías de los alimentos muy apetecibles. También se explican los ingredientes de los alimentos y su valor nutricional.
Cada vez hay más catálogos que quieren ser relevantes para el cliente y ofrecen información que es propia de una revista. Esto pasa por ejemplo en los catálogos de supermercados y de productos alimenticios. Pueden presentar fotografías de una comida preparada por un chef y añadir la receta.
Podemos ver ejemplos de catálogos de servicios como los de cultura y espectáculos en los que encontramos la descripción de la obra de teatro, concierto u ópera, y también imágenes del espectáculo. Este tipo de catálogos debe contener información sobre el espectáculo: como quien participa en él, la sinopsis, la duración, los días que está en cartelera y el precio de las entradas. Estos catálogos suelen utilizar diseños muy llamativos en sus portadas, que a menudo no están relacionados con los espectáculos.
Una vez ya hemos visto los ejemplos de catálogos de productos y servicios, podemos hablar de otro tipo de catálogo como son los de consulta. Los catálogos de consulta no se utilizan para vender productos, en este caso el catálogo es una herramienta de trabajo y debe ayudar a un vendedor o comercial a vender el producto. La información en un catálogo de este tipo debe ser fácilmente accesible y útil para el vendedor. No debe haber información extra, ni fotografías atractivas ni mensajes emocionales. Se busca su practicidad.
Algunos ejemplos de catálogos dirigidos al vendedor serían los que tienen los diseñadores en una tienda de muebles para decidir el tipo de madera o el color de un sofá, o en una tienda de herramientas para encargar un tornillo de una medida concreta. Estos catálogos no son para el público general, sino para los trabajadores de un sector concreto. En ellos encontramos precios, y no buscamos influenciar la compra sino que solo se da una información detallada y concreta de las opciones de productos que existen.
Los catálogos suelen tener un periodo de tiempo válido máximo de un año, a veces menos. Hay empresas que hacen catálogos estacionales y otras que trabajan de forma anual. Un ejemplo de catálogo de temporada son los catálogos de moda, en estos siempre encontramos las novedades de la temporada. En cambio un ejemplo de catálogo atemporal es el de un concesionario en el que encontramos información del vehículo que no cambia con la estación del año.
En un catálogo debemos encontrar además de los productos o servicios que se ofrecen información sobre la empresa como su dirección y datos de contacto, los plazos de entrega, la cobertura geográfica, los puntos de venta, entre otros.
Si tenemos una empresa y queremos que el público sepa qué productos o servicios ofrecemos es importante que hagamos un buen catálogo, como ya hemos visto al principio con los distintos ejemplos de catálogos. A menudo, se cuida poco el diseño o la impresión de los catálogos y el resultado es decepcionante tanto para la empresa como para los posibles clientes. Por ello es recomendable contratar la impresión del catálogo a una imprenta digital profesional como Printcolor que conoce todo el proceso de impresión y garantiza resultados excelentes.
Para imprimir un catálogo debemos ser conscientes de todos los aspectos técnicos que conlleva y tomar las mejores decisiones, por ello en Printcolor contamos con expertos que pueden asesorarte en todo momento. Según el tipo de producto o servicio y el público al que va dirigido el catálogo utilizaremos un papel y encuadernación concreto. Queremos que nuestro catálogo además de ser informativo llame la atención y sea único. Los clientes reciben muchos catálogos por lo que necesitamos que el nuestro destaque tanto por su contenido como por su impresión.
Cuando vamos a contratar la impresión de un catálogo debemos decidir cuántos ejemplares queremos, qué formato es el mejor para nuestro catálogo: A4, 21 x 21, 18 x 25 o A5. También debemos decidir el color de este por ejemplo se recomienda que la portada sea a color, ya que llamará mucho más la atención. Además, un catálogo a color suele resultar más atractivo si se están mostrando productos, ya que podemos verlos con más detalles. Si por motivos creativos decidimos hacer el catálogo en blanco y negro esto es también una opción. Un catálogo también puede tener páginas plegadas al principio o al final en gramaje de 150 gr.
En cuanto a los tipos de papel para catálogos podemos encontrar el estucado mate, el estucado brillante y el papel 100% reciclado. Según el tipo de catálogo elegiremos uno u otro.
Estucado mate: ofrece una impresión sofisticada que permite leer el texto con facilidad. Es un papel que se imprime con gran precisión y tiene un acabado excelente. Podemos elegir este papel de 115 gr, 135 gr o 170 gr.
Estucado brillante: es perfecto para catálogos con mucho color, ya que se imprimen intensos y uniformes. Este papel se encuentra en 115 gr, 135 gr o 170 gr.
El papel 100% reciclado: se consigue recuperando selectivamente el papel, no se blanquea con cloro ni contiene blanqueantes ópticos para reducir el impacto medioambiental. El papel reciclado tiene una superficie que realza las impresiones. Podemos elegir imprimir un catálogo en papel reciclado de 120 gr, 135 gr o 160 gr.
El papel de la cubierta del catálogo a color se recomienda que sea mate o con brillo y de un gramaje de 300 gr. También se recomienda elegir el laminado con brillo y podemos imprimirlo a una o dos caras. El catálogo puede imprimirse y encuadernarse apaisado o vertical.
Para encuadernar nuestro catálogo tenemos varias opciones como son la encuadernación Wire-O, en espiral, fresada pur o grapada.
Wire-O: esta encuadernación es resistente y económica. Las encuadernaciones en Wire-O son perfectas para catálogos que van a tener mucho movimiento como por ejemplo los catálogos que se utilizan en una tienda para el vendedor. También se utiliza esta encuadernación para tirajes cortos.
Espiral: esta encuadernación permite abrir el catálogo en 360 grados. Este tipo de impresión se utiliza para revistas, manuales o libros de cocina, y para algunos tipos de catálogos.
Fresada pur: si encuadernamos un catálogo con fresada pur este será muy resistente y no se alterará con el paso del tiempo. La fresada pur sustituye al cosido y es perfecta para papeles estucados y papeles 100% reciclados.
Grapada: esta encuadernación es perfecta para catálogos de pocas hojas o catálogos más sencillos. La cubierta suele imprimirse con un gramaje superior al del interior.
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