Escribir, corregir, maquetar el libro,
diseñar la portada, etc. Un
autor-editor no siempre tiene el talento, ni la capacidad, ni el tiempo para llevar a cabo todas las tareas con éxito para
publicar un libro. Por este motivo es aconsejable externalizar estas tareas a terceros como puede ser un
maquetador, un
diseñador de la portada, un corrector, etc. Al no contar con el equipo técnico de una editorial se ve obligado a pagar los servicios de estos profesionales. Eso sí, se asegura una calidad profesional en la
edición de su
libro, que no tendrá nada que envidiar a los publicados por una editorial.
Así, el autor ha de encargar estos trabajos de edición a una serie de profesionales que, en principio, deberían emitir la factura correspondiente por sus servicios. Para que puedan facturar estos profesionales tienen que estar de alta como empresarios o profesionales a través del modelo 037. Sin embargo, no tienen porque estar obligados a estar de alta como autónomos, siempre que no realicen una actividad profesional, de forma habitual y directa lucrativa y que los ingresos no rebasen la cantidad fijada por el Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM) que establece un tope anual (14 pagas) de 7.519,59 € y mensual de 537,84 € en el 2018.
Por otra parte, en el caso de que estos colaboradores en la autoedición de libro no estén de alta como profesionales, entonces, pueden emitir un recibo por la retribución percibida en los que se aplica la retención del 15% de IRPF y el IVA correspondiente, a no ser que esté exenta la actividad. Los recibos se diferencian de las facturas en que falta la denominación “factura” y falta el número.
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