Si alguien tiene la intención de
imprimir libros, tiene que tener los
derechos de autor. En caso contrario, la
imprenta de libros incumpliría con la Ley de
Propiedad Intelectual y podría sufrir una condena por los tribunales de Justicia con la imposición de una gravosa multa.
Los derechos de autor acostumbran a ser del propio autor, si es quién autoedita el libro, o de la propia editorial que ha publicado el libro cuando el autor le ha cedido los derechos de autor.
Así, quien tenga los derechos de autor tiene el derecho de reproducir o imprimir el libro y gozar de la explotación de la misma.
Sin embargo, el propio autor no podrá imprimir libros en la imprenta de su propia obra sin el consentimiento de la editorial que es quien tiene los derechos de explotación.
También puede darse el caso de que el propio autor o la editorial hayan autorizado a un tercero a imprimir libros, y aunque no sea este el autor, ni tampoco la editorial, tenga permiso para imprimir algunos ejemplares de la misma.
En cualquier caso, la imprenta de libros para evitar incumplir la ley puede requerir a quien solicite imprimir un libro, un documento, por ejemplo de la Agencia del ISBN, o una declaración firmada donde garantice bajo su responsabilidad que tiene los derechos de autor de la obra.
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